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Conferencia en Rivera sobre Giuseppe Garibaldi, un héroe de dos continentes

EVENTOS DE LA FRONTERA. Desde Rivera/Clover Machado.
Notable la exposición de la Profesora Ferrarés, acerca de una figura histórica y cargada de significación para los que se identifican con ideales republicanos, como lo fue Giuseppe Garibaldi. Como todo personaje que en un momento deja su impronta, el mismo ha sido elogiado y también de su persona se ha forjado algún estereotipo que otro como ser que fue in mercenario.
Cuando se lee e investiga, como lo ha hecho con gran objetividad Lilian Ferrarés, determinadas ideas y prejuicios pierden sustentabilidad. El hecho de que haya participado en más de una batalla en la Península itálica,y también en Montevideo y Brasil tuviera protagonismo, a riesgo de su vida por un ideal, mueve a la reflexión. Su estadía de algunos años con su familia en el Montevideo del siglo diecinueve, en condiciones de pobreza, muestra su humildad al no recibir bienes, y también su defensa de los más humildes contra la tirania de las aristocracias y potencias del momento en ambos continentes.
Personaje controvertido para algunos pero también defendido y amado por la colectividad hoy denominada italiana a quien Garibaldi aconsejó que tuvieran a este terruño como su «seconda patria».

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DIARIO URUGUAY PRESENTE EN CONFERENCIA SOBRE GARIBALDI. Con la Profesora Lilian Ferrarés e integrantes de la directiva del Circolo Italiano de Rivera. La misma ofreció una conferencia sobre Giuseppe Garibaldi: Un republicano en tierras americanas.

Cabe precisar que la Conferencia se dio en el Hotel Rivera Casino Resort y fue organizada por el Circolo Italiano en Rivera.


images-1(04/07/1807 – 02/06/1882)
Revolucionario nacionalista italiano
Nació el 4 de julio de 1807 en Niza ( Reino de Piamonte). Hijo de un pescador, cuando tenía diecisiete años se trasladó a Roma junto a su padre y allí le surgió la idea de suprimir el poder temporal del Papa por cuanto impedía a la ciudad eterna unificar la península.
Trabajó como marinero en barcos mercantes en la zona del Mediterráneo. En 1832 era capitán del barco Clorinda, que fue abordado por piratas turcos. Garibaldi fue herido en la mano pero consiguió escapar. En 1833 pasó a formar parte de la Joven Italia, movimiento organizado por el revolucionario Giuseppe Mazzini que pretendía la unificación del pueblo italiano dentro de una república autónoma. En 1834 fue condenado a muerte aunque escapó a Sudamérica donde pasó doce años.
Tomó parte en la rebelión del estado de Río Grande do Sul contra Brasil y más tarde participó en la guerra civil de Uruguay. En Montevideo dio clases de matemáticas y fue admitido en la Logia Masónica «Les Amis de la Patrie».
Giuseppe Garibaldi
(Niza, 1807-Caprera, Italia, 1882) Militar y político italiano. Durante su juventud siguió los pasos de su padre, un marino de origen genovés, y estuvo embarcado durante más de diez años. En 1832 consiguió el título de capitán de buques mercantes. Mientras trabajaba al servicio de la marina sarda, tomó parte en un motín republicano en el Piamonte que resultó fallido. Si bien pudo escapar, fue condenado al exilio. Por aquel entonces había entrado en contacto con la obra de Giuseppe Mazzini, el gran profeta del nacionalismo italiano, y la del socialista francés Saint-Simon.
Entre 1836 y 1848 vivió en Sudamérica, donde participó en varios acontecimientos bélicos, siempre al lado de quienes combatían por la libertad o la independencia. En 1836 intervino voluntariamente como capitán de barco en la fracasada insurrección secesionista de la república brasileña de Rio Grande do Sul y en 1842 fue nombrado capitán de la flota uruguaya en su lucha contra el dictador argentino Juan Manuel de Rosas. Al año siguiente, durante la defensa de Montevideo, organizó una legión militar italiana, cuyos miembros fueron los primeros «camisas rojas».
Noticias de su buen hacer como militar y estratega llegaron hasta Europa, adonde regresó en 1848 para luchar en Lombardía contra el ejército austriaco y dar un primer paso hacia la unificación de Italia, que fue su objetivo durante las tres siguientes décadas. Su intento de hacer retroceder a los austriacos no prosperó y debió refugiarse primero en Suiza y posteriormente en Niza.
A finales de 1848, sin embargo, el papa Pío IX, temeroso de las fuerzas liberales, abandonó Roma, adonde se dirigió Garibaldi junto a un grupo de voluntarios. En febrero de 1849 fue elegido diputado republicano en la asamblea constituyente, ante la cual defendió que Roma debía convertirse en una república independiente. En abril, se enfrentó a un ejército francés que intentaba restablecer la autoridad papal, y lo propio hizo en mayo ante un ejército napolitano. Si bien no tenía opción alguna de evitar la caída de la ciudad, su lucha se convirtió en uno de los más épicos y recordados pasajes del Risorgimiento.
El 1 de julio, Roma fue finalmente asaltada, y Garibaldi y sus hombres se refugiaron en el territorio neutral de San Marino. Condenado por segunda vez al exilio, residió en Tánger, Staten Island (Nueva York) y Perú, donde regresó a su antiguo oficio de capitán de buque mercante.
En 1854, Cavour, el primer ministro piamontés, creyó que si le permitía volver a Italia, Garibaldi se alejaría del republicano Mazzini. Para ello, le concedió el mando de las fuerzas piamontesas en lucha con las austriacas. Venció en Varese y Como, ambas en mayo de 1859, y entró en Brescia al mes siguiente, con lo cual el Reino de Lombardía se apropió del Piamonte. Conseguida la paz en el norte del país, Garibaldi se dirigió a Italia central. Víctor Manuel II, rey piamontés, dio al principio su apoyo a un ataque contra los territorios papales, pero a última hora le pareció demasiado peligroso y le obligó a abandonar el proyecto.
Garibaldi aceptó la renuncia y se mantuvo fiel, pero la cesión de Niza y Saboya a Francia por parte de Cavour y Víctor Manuel le pareció un acto de traición y decidió actuar por su cuenta. Como por el norte un acuerdo era imposible, decidió forzar la unificación conquistando el Reino de Nápoles, bajo soberanía borbónica. En mayo de 1860, al frente de un ejército de un millar de hombres (la expedición de los mil o de los «camisas rojas»), se apoderó de Sicilia y en septiembre entró en Nápoles, que cedió a Víctor Manuel II.
En 1861 se proclamó el nuevo Reino de Italia, pero desde sus inicios Garibaldi se mantuvo en la oposición, pues Roma continuaba siendo ciudad papal. Con la consigna de «Roma o la muerte», intentó durante años luchar contra el poder pontificio, sin demasiado éxito, hasta que en 1862, en la batalla de Aspromonte, cayó herido y fue hecho prisionero. Tras ser amnistiado, pasó a presidir el Comité Central Unitario Italiano y ofreció sus servicios a Francia. Fue elegido diputado para la Asamblea de Burdeos (1871) y diputado al Parlamento italiano (1875), el cual pocos años antes de su muerte le asignó una pensión vitalicia por los servicios prestados.

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