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Oscar Niemeyer. Una voz desde el Olimpo

LAS GRANDES ENTREVISTAS DE RAMÓN MÉRICA.

Un talento colosal y una incorruptible audacia y originalidad han hecho del gran demiurgo brasileño un referente insoslayable de la sensibilidad del Siglo XX. «Arquitecto del Siglo» como es llamado universalmente, hace honor a los 93 años plagados de invención.

«mi nombre debería ser Oscar Ribeiro de Almeida de Niemeyer Soares. El apellido Niemeyer
es por mi abuela, porque mi verdadera madre fue mi abuela. Yo viví siempre con mis abuelos Ribeiro de Almeida, los padres de mi madre, y nací en casa de ellos, en Laranjeiras…»

-Mire allá abajo don Oscar, todos aquellos niños jugando con arena, construyendo casitas y castillos en la playa. No se ve a usted mismo hace noventa años? Porque usted, como casi todos los niños en la playa, haría casitas…
-No. Yo no…

-… y castillitos pensando que un día sería así…
-No. Para nada. Yo jugaba al fútbol, y hasta los catorce años no pensé en nada más que en el fútbol, y hasta llegué a jugar en la división juvenil en una preliminar. Sin saberlo, entonces quería jugar, ser Maradona. ¡Qué jugador fantástico!

¿Nunca le preguntaron, cuando niño, qué vas a ser cuando seas grande?
Nunca. No recuerdo.

¿Cómo llegó entonces a la arquitectura, al descubrimiento de las bellas formas?
Por el dibujo. Fue el dibujo el que me llevó hacia la arquitectura. Siempre me gustó el dibujo.  Pero hasta los veinte años fui un vago, no quería hacer nada, lo único que importaba era estar con los amigos, farrear, jugar al fútbol, las mujeres, todo lo que fuera diversión. Hasta que los veintiún años me casé y sentí que tenía que trabajar. Entonces enfilé hacia la arquitectura. Así de simple.

-El apellido Niemeyer ¿es alemñan?, ¿de dónde viene su familia?
-Tengo que aclararle algo, mi nombre debería ser Oscar Ribeiro de Almeida de Niemeyer Soares. El apellido Niemeyer es por mi abuela, porque mi verdadera madre fue mi abuela. Yo viví siempre con mis abuelos Ribeiro de Almeida, los padres de mi madre, y nací en casa de ellos, en Laranjeiras, donde están mis primeros recuerdos. En cuanto a Ribeiro y Soares, son nombres portugueses, Niemeyer es alemán y Almeida es un nombre árabe. De modo que soy mestizo, y me siento muy bien siéndolo, como lo es la mayoría de mis hermanos brasileños. Hay gente que se ofende si se le recuerda su raíz mestiza…allá ellos.

CONTINUARÁ 

¿Quién es Oscar Niemeyer?

(Río de Janeiro, 1907 – 2012) Arquitecto brasileño, uno de los fundadores de la arquitectura moderna en su país y diseñador, junto con Lucio Costa, de Brasilia, la nueva capital de Brasil.

En 1928, finalizados los estudios secundarios, contrajo matrimonio con Annita Baldo, hija de inmigrantes italianos. Entró a trabajar en el taller de tipografía de su padre y, en 1929, se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de Río de Janeiro, que dos años más tarde dirigiría Lucio Costa. En 1932 comenzó su carrera profesional en el estudio de arquitectura de Lucio Costa y Carlos Leáo, y en 1934 obtuvo el título de ingeniero arquitecto.

En 1936 recibió el encargo, junto con otros arquitectos, de diseñar el edificio del Ministerio de Educación y Sanidad de Río de Janeiro. A la influencia de Le Corbusier, asesor del proyecto, sumó una búsqueda de la adaptación del edificio al medio ambiente y una fértil imaginación. Desde ese momento profesó el funcionalismo arquitectónico, profundizando paulatinamente en las relaciones entre la arquitectura y el entorno.

Invitado por Lucio Costa, viajó a Estados Unidos en 1938 para participar en el proyecto del Pabellón de Brasil en la Feria Mundial de Nueva York. Dos años más tarde conoció al entonces alcalde de la ciudad de Belo Horizonte y futuro presidente del país, Juscelino Kubitschek, quien le encargó la construcción de un conjunto de edificios alrededor del lago artificial de la Pampulha. En 1947 viajó otra vez a Nueva York, en esta ocasión como miembro del Comité Internacional de Arquitectos encargado del desarrollo del proyecto de la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Sin duda, el proyecto más ambicioso de la arquitectura latinoamericana en el siglo XX fue el diseño y la construcción de Brasilia, la ciudad que el presidente Juscelino Kubitschek soñaba con levantar como nueva capital del país y como símbolo de su régimen democrático. Lucio Costa y Oscar Niemeyer fueron, a partir de 1956, los encargados de llevar a cabo el proyecto. El primero se hizo cargo del diseño del plano sobre el que había de levantarse la nueva capital (sobre dos ejes entrecruzados), y el segundo se responsabilizó del diseño de los edificios emblemáticos de la ciudad (la residencia del presidente, el Congreso Nacional, la sede del gobierno y la Catedral, entre otros), en los que combinó de forma singular imaginación y racionalismo.

La ciudad de Brasilia se levanta, en forma de cruz con los brazos ligeramente arqueados, junto a un lago artificial; cada una de sus tres zonas (o niveles) tiene una función específica: residencial, oficial (monumental) y comercial («gregario»). En la ancha avenida (200 metros) que la atraviesa de norte a sur se construyeron edificios de apartamentos en forma de arco. Cada bosque cuenta con viviendas, tiendas y un instituto de enseñanza primaria. La avenida Monumental, aún más ancha, se extiende de este a oeste y conduce a la Plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran los edificios más importantes de la administración pública. En el centro comercial y cultural de la ciudad se cruzan las dos avenidas citadas. Muchos edificios de la ciudad son grandes construcciones de cristal y hormigón, de formas originales e imaginativas, en las que se refleja la influencia de Le Corbusier.

Ambos arquitectos concibieron el centro de la ciudad como un lugar simbólico en el que habían de situarse los tres pilares fundamentales de un Estado democrático: Gobierno, Parlamento y Justicia. Niemeyer se ocupó del diseño la Plaza de los Tres Poderes, con un edificio para la Corte Suprema Federal (1958-1960), un complejo para el Congreso Nacional (1958-1960) y otro edificio para el Ministerio de Justicia (1962-1970). La escala de todos ellos es monumental, y se conjugan los principios funcionalistas y racionales de Le Corbusier con la búsqueda de un efecto escultórico. La Catedral, con su torre en forma de corona, y el palacio presidencial (Palacio da Alvorada) son también creaciones notables. Su planificación urbanística y su arquitectura confieren a la ciudad una cierta unidad, caracterizada por la amplitud, la generosa perspectiva y las líneas curvas y rítmicas. La nueva capital, nacida de la nada en la Meseta Central de Brasil, fue inaugurada oficialmente el 21 de abril de 1960.

En 1962 Niemeyer fue nombrado coordinador de la Escuela de Arquitectura de la recién creada Universidad de Brasilia. Ese mismo año viajó a Líbano para proyectar la Feria Internacional y Permanente en Trípoli. La noticia del golpe militar contra el presidente brasileño João Goulart, en 1964, le sorprendió de viaje por Europa e Israel, donde proyectó la Universidad de Haifa. Un año más tarde se retiró de la Universidad de Brasilia, junto a otros profesores, como protesta contra la política universitaria del régimen militar brasileño.

En 1966 viajó de nuevo a Europa, para visitar la exposición Oscar Niemeyer, el arquitecto de Brasilia en el Museo de las Artes Decorativas del Palacio del Louvre, en París (Francia), ciudad en la que se instaló un año después. Entre sus obras más destacadas de este período se encuentran la sede del Partido Comunista Francés en París (1967-1972) y la mezquita de Argel (1968) y la Universidad de Constantina (1969) en Argelia, entre otras.

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