NUEVO PERIODISMO. Desde Montevideo.
Es el presidente de la Agrupación de Prensa de Chile, ya que es periodista, habiendo vivido en Osorno donde construyó su familia, con infinidad de necesidades económicas y es por eso que se educó como miles de chilenos en colegios públicos, rompiendo con mucho esfuerzo las barreras sociales, tanto que un día decidió estudiar periodismo en la Universidad Austral de Chile. Más adelante, presidió el Movimiento ISACAR, una entidad que reúne a la Red de Profesionales Cristianos de Chile, siendo asesor además de un Senador y de un Diputado del país andino. Oscar Cáceres González (27) llegó a Montevideo para demostrarnos que:”Los chilenos de esfuerzo, somos la mayoría silenciosa que espera cambios reales de los actores políticos, en beneficio de todos y no solo de algunos pocos” Y lo más importante, vino a Uruguay porque “es un buen tiempo para reflexionar sobre los desafíos del neo periodismo”.
“Nos han acostumbrado en esta sociedad a preferir la cantidad antes que la calidad”
“En el periodismo nunca hay que ceder”
Reinventarse o morir. Sobre el periodismo se cierne una espada de Damocles a punto de caer. Los datos del último Informe de la Profesión Periodística revelaban que entre 2008 y 2013 más de 11.000 profesionales de la comunicación habían sido despedidos y más de un centenar de medios habían echado el cierre. Ante esta debacle informativa las redes sociales acuden al rescate, un neo periodismo se está gestando en los grandes canales de comunicación sociales y en los próximos meses podríamos ser testigos de un revolución en la forma de conocer y difundir las noticias.
Allá dónde una agencia de noticias o un equipo de televisión no podía llegar, siempre había un móvil. Grandes sucesos de la historia reciente han tenido como protagonista a un smartphone y canales de difusión como Facebook, Twitter o Youtube.
Conscientes de este fenómeno, las grandes firmas de medios sociales se han puesto las pilas y en los próximos meses veremos importantes novedades que podrían rediseñar el periodismo tal y como lo conocemos hoy.